En España, para considerar a una persona física como residente español debe cumplirse alguna de las siguientes circunstancias:

  • Permanecer en territorio español más de 183 días en un año natural, sin computar las ausencias temporales por motivo de desplazamientos laborales o de vacaciones.
  • Radicar en España el núcleo principal o la base de sus actividades o intereses económicos. En este caso, hay que comparar las actividades de España con ese país y no con la totalidad de países.

La norma incluye una presunción de residencia cuando el cónyuge y, en su caso, los hijos dependientes económicamente del contribuyente residan en España, aunque admite prueba en contrario.

Pues bien, algunos youtubers e instagramers, como “El Rubius”, han decidido dejar de ser residentes fiscales en España y se han trasladado a Andorra y, como es habitual en prensa y redes, hemos visto opiniones de todo tipo.

Dejando de lado los juicios morales que se han realizado sobre estos cambios de residencia, queremos subrayar que uno de los motivos de esta estampida es la presión fiscal que tenemos en España.

El Impuesto sobre la Renta de las personas Físicas es significativamente más reducido en Andorra que en España.

La situación de los profesionales en España se ve agravada por el hecho de que, si bien se les permite actuar a través de compañías mercantiles, la fiscalidad a la que se les sujeta es más propia de una transparencia fiscal en IRPF. Esto se debe a que, aun cuando puedan actuar como empresarios -contratando empleados e instalaciones y equipos-, en su declaración del IRPF deben reconocer, al menos, el 75% del rendimiento neto de la compañía a través de la cual actúan. Por ello, no tributan en IRPF sólo por sus ingresos personales, sino que están obligados a añadir el rendimiento neto conseguido por sus compañías de servicios profesionales.

El riesgo de una redomiciliación a un país de menor tributación como Andorra radica en que las autoridades fiscales españolas pueden considerar que, de los criterios de residencia antes citados, alguno de ellos genera “vis atractiva” a favor de España.

Debemos plantearnos si, con este tipo de políticas fiscales, vamos a lograr mantener en España el talento y sus rentas. Al parecer, en vez de trazar un horizonte fiscal competitivo, seguimos aumentando la presión fiscal y es inevitable que empresas y ciudadanos decidan tomar decisiones que pasan por hacer las maletas.

No debemos olvidar que los países también compiten.